Por mucho desorden que haya en nuestra mesa de trabajo o en nuestros armarios, por muy acostumbrados que estemos al caos que reina en un piso de estudiantes o en un hogar con niños pequeños, a la hora de leer una información o interpretar una imagen el orden no es optativo, es una necesidad. Nuestro ojo y nuestro cerebro no descifran bien el caos, o al menos, tardan más en hacerlo que si encuentran las cosas organizadas y con un orden, aunque este sea subyacente.
Una manera de organizar los elementos gráficos (texto, imágenes, fotografías, etc) es a través de las alineaciones. Si no alineamos los elementos estos parecen “dejados caer”, como lanzados a voleo sobre la pantalla o el papel. Alinear, por el contrario, significa disponer los elementos en línea recta. Se puede alinear a la izquierda, a la derecha, en torno a una línea central o de forma justificada. Se alinea a la izquierda cuando todos los elementos apoyan un lateral sobre una línea situada a la izquierda del espacio. Si esta línea de apoyo se ubica a la derecha se trata de una alineación a la derecha. En la alineación centrada todos los elementos sitúan su centro sobre una línea vertical que atraviesa el punto central de la hoja. Y en la alineación justificada el texto se distribuye de forma homogénea por todo el espacio entre la línea vertical derecha e izquierda.
En todos estos casos aparecen líneas invisibles que relacionan los distintos elementos reforzando así la conexión entre ellos. Además de conseguir estas conexiones entre elementos, las alineaciones dan a la composición más contundencia y fuerza. Quizá la alineación central es la menos rotunda pues produce extremos de formas sinuosas, pero aun así, el ojo percibe esa línea central que vincula todos los elementos.
En una misma página pueden darse varios tipos de alineación, pero aun así todos los elementos deben apoyarse en líneas que estructuren el conjunto. Y hemos de saber que cuanto menor sea el número de estas líneas mayor será la fuerza y potencia que trasmita la composición. Te propongo que observes anuncios, tarjetas de visita, folletos, páginas web… y descubras las líneas que marcan las alineaciones. Seguro que te resulta interesante.
En el próximo post hablaremos de otro elemento que ayuda a poner orden. ¡Hasta entonces!

